Él dice: «No hay quien entienda a las mujeres, son todas iguales!
Ella dice: «Los tíos son más raros que un perro verde, son todos iguales!»
Ambos: «¿Alguien tiene un manual que me explique como funcionan?
Y yo me pregunto, ¿de verdad, de verdad todavía tenemos este tipo de tópicos rondando por nuestras cabezas a esta altura de la historia de la humanidad?
Lo cierto es que estoy bastante cansada de estos tópicos y coletillas que usa todo el mundo para zanjar o empezar discusiones en lo que respecta al sexo opuesto. Es como si la gente se sirviese de estas frases para justificar el no molestarse en indagar más en la forma de pensar o de comportarse de la persona que tiene a su lado. Ya hace tiempo que no creo en eso de las diferencias de género, creo que todos somos productos de una mezcla entre lo que viene determinado por nuestra herencia y lo que nos condiciona todo lo que nos rodea y que va moldeando esa materia prima que somos. No creo en absoluto que las mujeres sean complejas y retorcidas, ni que los hombres sean simples y sólo piensen en una cosa. Creo que hay personas complejas, personas retorcidas, personas simples, personas que piensan en una cosa, en varias o en ninguna. Creo que cada persona es un mundo y reacciona como lo siente en el momento independientemente de que sea una reacción visceral, racional o exagerada. Me hace gracia oír cosas como: «esa reacciona así porque es un poco marimacho» o «pareces una tía, hablando así». Creo que todos tenemos en nuestro interior un poco de chico y un poco de chica y que, dependiendo del momento en el que nos encontremos o del entorno, puede salir algo más de uno o de otro. Pero desde luego no me valen los tópicos.
Es más fácil decir que no se entiende algo porque es muy complicado, que intentar ver lo sencillo de lo que puede estar pasando. Creo más bien que cuando decimos algo así es porque no queremos ver que los complicados somos nosotros mismos, que muchas veces damos tantas vueltas a todo que no comprendemos lo que tenemos delante, no por lo difícil de entender que sea, sino porque nosotros mimos lo complicamos al intentar ver más allá en todo. Creo que si nos simplificásemos más la vida, si nos preocupásemos por las cosas que realmente importan, todo esto carecería de sentido. Porque no habría procesadores mentales distintos para hombres y mujeres, sino personas que intentan vivir su vida sin buscarle doble sentido a todo lo que dicen los demás.